“Inhala profundo por la nariz y exhala por la boca, soltando el aire despacio…”, son los primeros auxilios que recibe uno de mis clientes al llegar al consultorio y darse cuenta de que olvidó su celular en casa.
Mucho se ha hablado de la nomofobia (miedo a perder, olvidar o traer descargado el teléfono móvil).Me parece que este mal se está generalizando demasiado. Hoy en día los celulares son casi indispensables y pocas son las personas que pueden prescindir de ellos. Pero, ¿acaso tu vida depende de este aparato?
Los teléfonos móviles se están agregando a la larga lista de cosas a las que el ser humano puede desarrollar una dependencia desmesurada. De acuerdo a cifras de la Cofetel (Comisión Federal de Telecomunicaciones), hay 95.5 millones de líneas celulares (¡muchísimas!).Es decir, el 85% de los mexicanos tiene un teléfono móvil, de los cuales, el 17% es smartphone y el 83% celular.
Apuesto a que tú también has observado tu propia dependencia hacia estos dispositivos, especialmente a los llamados teléfonos inteligentes. Incluso hay quien los considera una extensión de sí mismo, algo íntimo. Y no sin fundamento, pues estos gadgets contienen nuestra información más preciada: datos personales, e-mails, archivos, claves, fotos, videos, agenda, etc.
[one_fifth][divider_line][/one_fifth] [four_fifth_last][blockquote]El Objeto de Deseo es inalcanzable, siempre se nos escapa de las manos, y esta dinámica es lo que nos lleva a seguir buscando, a seguir deseando
[/blockquote] [divider_adv topwidth=»0″ bottomwidth=»14″ linecolor=»#46424f» ][/four_fifth_last]“Vivo pegada al teléfono, no puedo estar sin él, ni siquiera cuando voy al baño”, me comenta otra de mis pacientes. “No sólo lo uso para hablar con mis clientes, también lo uso para mandar mensajes, sacar fotos, escuchar música, revisar mi facebook, chatear y como despertador”.
Consulté un estudio realizado a finales del año pasado sobre los usos que los mexicanos les estamos dando a los dispositivos móviles [1], el cual me pareció bastante revelador. Resulta que los usuarios con acceso a Internet en su teléfono pasan en promedio 3 horas al día navegando. Principalmente usan redes sociales (65%), buscadores (54%), correo electrónico (45%) y chat (41%). Muchas actividades y un tiempo considerable del día dedicado a ellas.
La utilidad es evidente. Ya podemos en muchos casos prescindir de las computadoras. Sin embargo, me sigue intrigando el singular apego o dependencia que algunos desarrollan hacia los aparatos en sí mismos.
Para algunos, los más radicales, el tener un teléfono móvil se ha convertido en una carrera frenética por adquirir tal o cual marca o modelo. Incluso elegir cierta carcasa o cubierta protectora toma una relevancia estratosférica. Despegarse del teléfono les resulta impensable y si esto llegara a ocurrir presentarían síntomas como ansiedad, estrés y nerviosismo.
Este fenómeno me remite al concepto que en psicología llamamos Objeto de Deseo, la idea de conseguir “algo”, un elemento preciado que llene mi vacío existencial.
Sin embargo, el Objeto de Deseo es inalcanzable, siempre se nos escapa de las manos, y esta dinámica es lo que nos lleva a seguir buscando, a seguir deseando. Claro que la idea ha sido trastocada y aprovechada para motivar el consumismo exacerbado.
[one_fifth][divider_line][/one_fifth] [four_fifth_last][blockquote]El vacío existencial puede ser alimentado constantemente con cosas intangibles, como la creatividad, la cultura, los lazos sociales y afectivos
[/blockquote] [divider_adv topwidth=»0″ bottomwidth=»14″ linecolor=»#46424f» ][/four_fifth_last]Los smartphones son una gran herramienta que nos permite estar comunicados con amigos y familiares de diversas formas. Con ellos podemos realizar actividades y trabajo que antes sólo se podía llevar a cabo en una computadora personal. Sin embargo no necesitamos vivir pegados a ellos las 24 horas del día.
Lo más saludable es dar buen uso y no abusar de tu teléfono celular. Busca el equilibrio entre estar conectado a la tecnología y realizar otras actividades en persona. Visita a tus amigos, camina por el parque, lee un buen libro, en fin, desconéctate de vez en cuando.
De esta forma también estarás alimentando el natural vacío existencial que todos sentimos, pues éste se nutre de cosas intangibles, como la creatividad, la cultura, los lazos sociales y afectivos.
Así que, te propongo un reto: ¿Podrás pasar un día sin tu teléfono?
[divider_line][1] Estudio de usos y hábitos de dispositivos móviles, agosto 2012, IAB (Interactive Advertising Bureau)
Muy cierto, hagamos el experimento.
Excelente artículo, yo deseo estar un día sin el celular, jajaja.
´Sandra, muy interesante tu articulo. Voy a hacer el intento… en domingo jaja
Muy buen análisis. Gran culpa de nuestra dependencia a los gadgets es la influencia de una sociedad consumista que nos empuja a tener (o al menos desear) el mejor, el más nuevo… Y es cierto, esa dependencia ha revelado la necesidad de algún tipo de código de conducta para su uso, por eso tantas personas hablan ya de la "etiqueta" en el uso de celulares.
A parte que te despersonalizas; y la dependencia crea mas estrese… mejor te hablo por teléfono va y hago seis cosas al mismo tiempo.