Filas en los restaurantes, centros comerciales abarrotados, florerías itinerantes, globos por todos lados, oficinas vacías y muchas cosas más son parte de lo que ocurre cada 10 de mayo en México. Y es que no es casualidad. Según un estudio de TNS Research International, en promedio 8 de cada 10 personas celebran el día de las madres.
Sin embargo, aunque el porcentaje de personas que celebran este día es muy alto, poco sabemos acerca de su origen. Marta Acevedo escribió al respecto en la colección “Memoria y Olvido” que la Secretaría de Educación publicó en 1982, de la que se imprimió un tiraje muy pequeño (600 ejemplares) y que considero valdría la pena retomar.
El resultado de la investigación señala que el surgimiento de esta celebración se debió a una respuesta conservadora al feminismo del sigo XX. Después de la Revolución, las mujeres mexicanas comenzaron a discutir temas como la maternidad, la libre elección de ésta, el uso de métodos anticonceptivos, etcétera. Estas asambleas y congresos fueron muy criticados por periodistas, la Iglesia Católica y en general por grupos conservadores.
Buscaban oponerse a través de un movimiento que enalteciera la entrega, el sacrificio y, en general, la labor de ser madre desde una perspectiva conservadora
En este sentido, el periódico Excélsior, el Arzobispado, el secretario de Educación José Vasconcelos y algunos empresarios decidieron, basados en la celebración estadounidense, convocar al festejo de las madres mexicanas. La idea era oponerse a las ideas feministas a través de un movimiento que enalteciera la entrega, el sacrificio y, en general, la labor de ser madre desde una perspectiva conservadora.
Y es que ser madre en México tiene un peso grande. En una cultura matriarcal que llena de responsabilidades y de trabajo mal recompensado a las mujeres, una iniciativa como esa se expande y cobra fuerza.
El problema no está en festejar, sino en qué se festeja. ¿El sacrificio incondicional?, ¿el cumplimiento del “deber”?, ¿las jornadas de trabajo dobles?, ¿el agotamiento?, ¿la victimización?, ¿el cumplimiento de la imposición? Y por otro lado, en cómo se festeja: ¿regalando electrodomésticos para que las madres sigan trabajando?, ¿invitándolas a comer un día al año cuando muchas veces son ellas las responsables de los alimentos diarios en la casa?
Es importante reflexionar sobre este tema no sólo por el gran número de personas que celebra el día, sino por la cantidad de mujeres que son madres en nuestro país. Para 2013 la cifra asciende a 2.2 hijos por mujeres entre 15 y 49 años (Conapo).
Sólo en la medida en que la maternidad sea libre, amorosa y responsable podremos tener madres felices, no esclavas de las tareas domésticas
El movimiento feminista en su momento comenzó a presentar algunas alternativas y hoy la perspectiva de género suma ideas como: mujer no es igual a madre, cada persona es libre de elegir si quiere o no tener hijos y cuántos desea, las condiciones de trabajo para las mujeres embarazadas deben ser justas, no a la discriminación por motivos de maternidad, el uso de los métodos anticonceptivos, sí a las responsabilidades compartidas para la crianza de los hijos, no a las jornadas de trabajo domésticas sin retribución.
Sólo en la medida en que la maternidad sea libre, amorosa y responsable podremos tener madres felices, no esclavas de las tareas domésticas. Y pensando un poco más allá, si nos referimos no únicamente a la maternidad, sino al cuidado de los hijos en un sentido amplio, podríamos estar en la posibilidad de celebrar a aquellas personas que lo ejercen: madres solteras, padres solteros, madres (2), padres (2), o mamás y papás.
¡Me encantó! ¡GENIAL ALE!