No sé cómo fue que llegué aquí. Tenía una inquietud, entre tantas inquietudes: quería tener un cineclub. Era como de juego, de igual manera que quiero una azotea verde, conocer Praga, Machu Picchu, ser acróbata, ser cantante de rock. Al poco tiempo y mientras me encontraba soñando, conocí a una joven en la Escuela de Escritores de Sogem que estaba por abrir un cineclub, ahí mismo en la escuela. Pronto me uní a su iniciativa y fundamos el Cineclub Jaime Casillas. O más bien el cineclub nos fundó a nosotras como cineclubistas.
Lo que quiero decir es que, en parte, elegimos los caminos de nuestra vida, pero también los caminos nos eligen, se abren o se cierran ante nosotros. Mitad libre albedrío, mitad destino. O mejor aún, mitad libre albedrío, mitad azar.
[one_fifth][divider_line][/one_fifth] [four_fifth_last][blockquote]Hay una Federación Internacional de Cine Clubes que reúne a todas estas organizaciones espontáneas
[/blockquote] [divider_adv topwidth=»0″ bottomwidth=»14″ linecolor=»#0f5dfa» ][/four_fifth_last]El Jaime Casillas, nombrado así en memoria de un querido maestro de la Escuela de Escritores, creció, floreció, maduró y se marchitó, pero dio casi tres años de jugosos frutos en ese lapso. Conocimos a muchos maestros interesantes, a quienes invitábamos a charlar después de la película, muchos de los cuales eran los propios autores (directores o guionistas, y como estábamos en la Escuela de Escritores, preferíamos a los guionistas), maestros de la escuela, y críticos de cine, historiadores cinéfilos, sociólogos cinéfilos, escritores cinéfilos, cinéfilos anónimos… unos nos llevaban a otros. ¡Y todos eran muy interesantes! Tan interesantes, que comencé a escribir las crónicas de los debates, y tuvieron gran éxito entre nuestra audiencia, además de que resultaron un magnífico antídoto contra lo efímero del cineclub. El blog ya no consistía en publicar carteles que anunciaban funciones futuras y luego se hacían viejos, sino que ya teníamos la memoria completa de nuestras actividades. El Jaime Casillas suspendió actividades en octubre de 2010, pero de él surgió la primera colección de 25 Crónicas Cineclubistas [1].
En el viaje, conocimos a otros cinecluberos, como los llamaba yo, o cineclubistas, como se llamaban ellos. El Jaime Casillas fue invitado a la Segunda Conferencia Mundial de Cineclubismo en 2009. Resultó que hay muchos cineclubes en esta ciudad, y en todo el país. Hay un circuito underground de exhibición alternativa que, irónicamente, comenzó de alguna manera en la UNAM, con la red de cineclubes universitarios de Manuel González Casanova, [one_half]pero que también se conforma de muchos esfuerzos espontáneos en diversos lugares de la ciudad. En plazas, calles y patios; en talleres, salas y salones. Resultó que hay muchos cineclubes en esta ciudad, y en todo el país. Hay un circuito underground de exhibición alternativa que, irónicamente, comenzó de alguna manera en la UNAM, con la red de cineclubes universitarios de Manuel González Casanova, pero que también se conforma de muchos esfuerzos espontáneos en diversos lugares de la ciudad. En plazas, calles y patios; en talleres, salas y salones.[/one_half][one_half_last]
Resultó que en Brasil hay una Federación Nacional de Cineclubes, y también en Cataluña, y en Argentina, en Túnez, en Italia, hay redes y consejos de cineclubes en República Checa, Colombia, Perú, Bolivia… Hay una Federación Internacional de Cine Clubes que reúne a todas estas organizaciones espontáneas. Resultó que el cineclubismo es un mundo organizado por otros locos iguales a mí, como si hubiéramos rascado una grietita insignificante y encontráramos un pozo gigante. Y a la vez, fue como la cosa más lógica y natural del universo.
En realidad, todo es culpa de mi madre, la máxima cinéfila que he conocido. Se pasó sus años de juventud metida en el cineclub del IFAL, el primer cineclub de México, en la Cineteca Nacional y en los cines de la UNAM. A sus 70 años se va cada tanto a alguna sala de cine, por ejemplo cuando está la Muestra o el Foro, y se echa maratones de 3 películas seguidas, ella sola, y luego me platica detalladamente de qué se trataba cada una, de qué país era, y todas sus impresiones, agudas y divertidas. Mi madre nos llevaba al cine desde que me acuerdo. El cine es uno de los primeros recuerdos de mi vida. Las películas. Y aunque yo no conocí un cineclub formalmente hasta que me metí a uno en mis años de universitaria en la UNAM, el espíritu del cineclub, que es el mismo espíritu del fanático del cine, lo lleva a uno necesariamente a querer hablar de las películas, saber más, ver más, compartirlas con otros.
Inauguro, pues, este precioso espacio, con una columna en la que compartiré crónicas cineclubistas desde El Grito Cineclub, un nuevo proyecto itinerante integrado por cinco locos y esta loca, y también artículos y entrevistas dedicados al cine y a otros cineclubes, para explorar este mundo alterno lleno de sorpresas agradables.
¡Enhorabuena, DAAD Magazine!
[1] Para leer las Crónicas Cineclubistas http://cineclubjaimecasillas.blogspot.mx/search/label/Cr%C3%B3nicas
Foto de portada: Rodrigo Suárez
[…] Friedman o el trabajo de Yves Klein?, ¿celebraste el Día Internacional del Libro?, ¿has ido a un cineclub?, ¿hace cuánto que no vas al teatro?, ¿te gustaría elaborar tu propio vino?, ¿te gusta la […]