Difícilmente puedo pensar en alguien de mi edad que no sepa quienes son Oliver Atom, Goku, Ranma, Sailor Moon, Las Guerreras Mágicas, Las Aventuras de Fly o Los Caballeros del Zodiaco; pasábamos tardes enteras después de la escuela viendo éstas caricaturas que transmitían por Canal 5 y Azteca 7. Los más geeks, teníamos amigos realmente otakus que conseguían excelentes series directamente de japón como Evangelion, X, FLCL, Macross Plus, Cowboy Bebop, etc. Pero al menos yo, dependía enteramente de alguien más docto que curara las mejores animaciones de entre el mar de opciones. Y al cabo de los años me dejó de interesar por completo, es difícil seguirle la pista a algo que requiere tanto tiempo y cambia tan rápidamente.
Hace unos pocos años, cuando llegó Netflix —y con la ayuda de Zenmate—, empecé a husmear en el catálogo de series y películas japonesas que ofrece su versión gringa. Ahí descubrí varias series que me sorprendieron, algunas por parecer bobas, como Steins Gate, y no serlo, o por ser adolescentes, como Sword Art Online, pero tener una buena trama. Incluso hubo algunas, como Knights of Sidonia o Psycho Pass que me maravillaron por lo bien escritas y dialogadas que están, cosa rara en el anime que usualmente abusa de la exposición y pasa horas dando datos sin que venga al caso para los protagonistas.
Al cabo de unos meses mi hambre por consumir anime estaba oficialmente de vuelta y las opciones disponibles en Netflix empezaron a parecerme pocas y poco interesantes, por ello me di a la tarea de encontrar otro lugar donde ver series más nuevas en buena calidad y con la practicad del streaming. Así fue como encontré Cruchyroll.
Crunchyroll es una compañía estadounidense que empezó en 2006 poniendo a disposición de los fans muchas series y películas de anime de manera ilegal. Tuvieron algunos problemas y tuvieron que dar de baja muchas de las cosas que tenían por violar los derechos de los titulares, pero inteligentemente, buscaron de inversión privada para empezar a licenciar mucho del contenido que sus fans estaban ávidos de ver y, en 2009 finalmente lograron convertirse en distribuidor oficial de anime por internet. Hoy por hoy ofrecen más de 25 000 episodios y 15 000 horas de contenido oficial licenciado a través de aplicaciones que incluyen iPhone, Ipad, Android, Kindle, Windows Phone, Playstation®3, Playstation®4, Playstation®Vita, Xbox LIVE® en Xbox 360 y Xbox One, AppleTV, Roku, Nintendo WiiU, TV con Internet, descodificadores y muchos más.
Crunchyroll ofrece dos tipos de servicios. Un servicio gratuito y uno Premium. Como es de esperarse, el servicio gratuito tiene sus desventajas (muy similares a Spotify), cada determinado tiempo tienes que chutarte 2 o 3 comerciales de duración media que son imposibles de saltar, adelantar o acortar. Si eres junkie como yo, y ves capítulo tras capítulo hasta que dan altas horas de la madrugada, terminarás un poco cansado de ver circular los mismos comerciales una y otra vez, pero la calidad del streaming y el subtitulaje son de primera.
Por otro lado, si decides pagar los casi 7 dólares mensuales que cuesta la cuenta Premium, tienes acceso ilimitado y sin comerciales a todo el catálogo del servicio. Además, según los propios anuncios de Crunchyroll, la mitad de lo que pagas va a parar a manos de los estudios de animación japonesa. Es casi como los nuevos modelos de negocio que ofrece el mundo digital con la música. Una característica extra, que me parece la más genial, es que puedes ver los capítulos de las series nuevas tan sólo una hora después de que fueron transmitidas en japón, a esto le llaman Simulcast, y que yo sepa no lo ofrece nadie más en Internet. Además muchas series tienen subtitulo en español. A eso le llamo buen servicio.
Por supuesto Crunchyroll no es el único servicio que ofrece algunas de estas características, ahí está Funimation, que licencia casi todo el animé que tiene Netflix. Pero la aplicación dedicada de Crunchyroll, al menos para iPad, funciona de maravilla y te permite ver tus series desde cualquier lugar, subtituladas y en buena calidad. La verdad, desde que encontré este servicio mis horas de vuelo en Netflix han bajado considerablemente.
Puedes descargar la aplicación desde las tiendas de apps de tu serivico favorito o ver anime directamente en www.crunchyroll.com
Los subtítulos del rollo crujiente no son de primera. Recuerdo haber ido al festival Konnichiwa, auspiciado por Crunchyroll, en la que quizá fue su edición más decente. La traducción era lamentable, llena de faltas de ortografía y con memes incluidos. Quienes hacen ese trabajo no son precisamente profesionales, sino que en la mayoría de los casos se trata de fansubbers que por fin consiguieron un sueldo. Eso en el caso de los que están detrás de la versión en inglés. En la hispana no quiero saber a qué gente contratan. No dudo, en todo caso, que estos sí sean muy superiores a los que uno encuentra en los sitios aficionados, donde esperan a que salga la versión en inglés y de ahí lo meten a Google Translate.
Entiendo el argumento de ayudar a la industria pagando una módica cantidad al mes, pero en rigor de verdad eso es una ilusión porque el beneficio que va a los estudios es mínimo, si no es que ridículo, mientras que lo que se embolsa el Rollo a muchos les parecería grosero. Muchos otakus se sienten atraídos a este sistema porque en el fondo sienten algo de culpabilidad por verlo todo gratis. No obstante puedes colaborar más si compras una figura o un Blu Ray. Yo siempre remito a los entusiastas de Crunchyroll a este artículo: http://seventhstyle.com/2013/09/30/crunchyroll-is-it-worth-subscribing/
Interesante análisis de seventhstyle, una lástima que no tomara en consideración el dinero que entra vía anuncios pagados, y francamente sus cálculos respecto a servidores y gasto corriente (luz, renta, etc.) están bastante frágiles. Abrazo